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Un rotulador o marcador (en partes de Hispanoamérica: plumón), fibra (Argentina) es un instrumento de escritura, parecido al bolígrafo, que contiene su propia tinta y cuyo uso principal es escribir sobre superficies distintas al papel.[cita requerida]
La punta del rotulador suele elaborarse de un material poroso, como el fieltro. Es posible, aunque raro, que tenga una punta de material no poroso. La empresa Pilot creó en 2005 un bolígrafo con tinta permanente llamado Permaball.
Lee Newman patentó un rotulador con punta de fieltro en 1910.[1] En 1926, Benjamin Paskach patentó un "pincel de fuente",[2] como él lo llamó, que consistía en un mango con punta de esponja que contenía varios colores de pintura. Los marcadores de este tipo comenzaron a popularizarse con la venta del Magic Marker (1953) de Sidney Rosenthal , que consistía en un tubo de vidrio con tinta y una mecha de fieltro. En 1958, el uso de marcadores con punta de fieltro era común para una variedad de aplicaciones, como rotulación, etiquetado y creación de carteles.[3] El año 1962 trajo el desarrollo de la pluma moderna con punta de fibra (en contraste con el marcador, que generalmente tiene una punta más gruesa) por Yukio Horie de Tokyo Stationery Company (que luego se convirtió en Pentel). En 1993 se lanzaron los marcadores Copic Sketch, que popularizaron los marcadores para la ilustración profesional.. En los años 1980, se introdujeron los primeros rotuladores de seguridad, que tienen una tinta invisible pero fluorescente. Con esta tinta, se pueden marcar objetos de valor y, en caso de un robo, descubrir estas señales con una luz ultravioleta.[4]